Leonard Peltier
La voz de la libertad
Del dolor del mundo nacen voces necesarias sin las cuales el mundo sería más incomprensible y turbio de lo que es de por sí. Los escritos de prisión, Mi vida es mi Sun Dance, 1999, confirman una de estas voces que, nacidas desde muy adentro, parecen capaces de contener el caos.
Leonard Peltier, el principal preso político en la Tierra de la Democracia y las Oportunidades, Estados Unidos, con su voz y su historia lamparea demoledoramente la hipocresía infinita del Estado autodenominado Policía del Mundo. La mierda comienza en casa.
1. El tiempo es un caníbal que devora la carne de tus años.
2. La primera cosa que tienes que entender aquí en prisión es que tú nunca entiendes nada.
3. La inocencia es la más débil de las defensas. Sólo tiene una voz individual para defenderse. La culpa en cambio tiene cientos de voces y todas mienten.
4. Estoy preso desde los 31 años, hace 23, y si salgo para la fecha impuesta por los jueces, tendré 97 años en 2041.
¿Quién es este hombre que sueña con curar al mundo desde la ordinariez del pecado aboriginal? "Mi culpa es ser indio", dice en su recuento autobiográfico. Se sabe universalmente que es inocente; 25 millones de personas han firmado en todo el mundo por la libertad de Peltier en años recientes. Y sigue preso, aislado y torturado, en uno de los últimos sótanos del mayor sistema penitenciario del planeta: el 25 por ciento de los presos en el mundo se encuentran en alguna cárcel de Estados Unidos. La mayoría son negros, luego indios (nativos se llaman ellos) y mexicanos (indios o no). Allá, la silla eléctrica es parte de la silla presidencial, y en eso lo mismo da Clinton que Reagan o Bush.
La crueldad del tirano contra sus presos políticos. El castigo ejemplar. Golpeado, torturado física y psicológicamente, de modo impúdico, descarado, brutal.
Peltier cita a Mathiew King, antiguo líder lakota, su antecesor: "Lo único más triste que recordar que alguna vez fuimos libres es olvidar que lo fuimos".
5. Soy un hombre ordinario, y lo soy a un extremo lastimoso. No lo digo por modestia; ni siquiera. Imperfecto, inadecuado, ordinario.
6. Me han arrebatado el presente.
Al momento de su detención, Leonard Peltier era uno de los más activos dirigentes del AIM (el Movimiento Indígena Americano, por sus siglas en inglés). A la sazón, en un momento de grandes avances en la organización de los pueblos indios.
En 1998 resumió su caso en Sacrifice, una canción del músico canadiense Robbie Robertson, también indio. "¿Sabes? Tenemos un millón de historias qué contar. Yo soy sólo una del millón o más historias que podrían contarse." De propia voz, zumbando ante un teléfono desde la cárcel en Kansas, se autoretrata así:
Soy lakota y anishnabe, y vivo en la penitenciaría de los Estados Unidos, que es la reservación india con mayor crecimiento del país. Estoy en prisión desde 1976, por un incidente que tuvo lugar en la nación Oglala Lakota. Hubo un tiroteo entre miembros del Movimiento Indio Americano y la FBI y los hombres del sheriff. Murieron dos agentes, y un indígena fue asesinado.
Tres de nosotros fuimos acusados por la muerte de los agentes de la FBI. Mis compañeros fueron declarados no culpables por razones de defensa propia. Mi caso quedó aparte y fui hallado culpable ante un jurado de gente no india. El fiscal declaró que ellos no sabían quién mató a sus agentes, ni conocían qué participación pudo tener en los hechos Leonard Peltier, pero alguien tenía que pagar por el crimen.
Hay muchas noches en que me acuesto en mi celda, y no consigo comprender por qué no tienen fin este infierno y este terror, por los que he atravesado más de veinte años.
Pero yo sé en mi corazón que alguien tiene que sacrificarse para que nuestro pueblo esté mejor. Cuando me siento y me pongo a pensar, veo que mi sacrificio no es nada comparado con los que hizo nuestro pueblo hace 200, 50 o 25 años. Algunos dieron sus vidas. Otros debieron sostenerse en pie y ver morir en sus brazos a sus hijos. Así que mi sacrificio es nada comparado con aquellos.
He ido demasiado lejos como para echarme atrás. No me rindo. No, hasta que mi pueblo esté libre. Y si tengo que sacrificarme todavía más, pues me sacrificaré otro poco.
Entre más "protegidos", más amenazados, los pueblos indios americanos viven una antigua guerra de baja intensidad que en los años 70 fue especialmente brutal: la fbi, los grupos paramilitares del gobierno federal y el propio ejército disparaban contra los indios tan facilito como en tiempos del general Custer. "Los años del terror", los llaman todavía.
7. En la actualidad, las reservaciones indias en el sur de Dakota tienen los índices de pobreza, desempleo, mortalidad infantil y suicidio adolescente más altos, junto con los niveles de vida más bajos y la menor expectativa de vida de todo el país. Son las estadísticas de un genocidio.
8. Nuestra soberanía, nuestra nacionalidad, nuestra identidad, junto con nuestras tierras sagradas, nos fueron arrebatadas por unos de los mayores ladrones de la historia.
9. Ellos son quienes lanzan ataques militares y paramilitares contra nuestras mujeres, niños y ancianos --de manera ilegal incluso según sus propias leyes injustas--, y reprimen a todos aquellos de nosotros que se mantienen en lucha y están allí para defender a su gente.
10. Cuando naces indio, sabe que el famoso Sueño Americano no es para ti.
11. Al excluirnos, están excluyendo su propia conciencia. Nosotros somos su conciencia.
12. La Penitenciaría estatal de Minnesota se ha convertido, gracias al gobierno, en la escuela terminal donde se gradúan los indios que encabezan a sus pueblos.
13. Debo admitir que en mi caso han tenido éxito. En nombre de la ley han violado cada ley que aparece escrita en los libros. En su deliberada estrategia de mantenerme prisionero --lo mismo que a tantos otros inocentes-- y guardarme lejos, en una celda o una tumba, hicieron de la Constitución Política una caricatura.
La reservación de Pine Ridge ha sido un sitio marcado, con vocación perversa, por la violencia del Estado. Allí en Wounded Knee, ocurrió una de las mayores matanzas de indios del siglo XIX. En 1973, la FBI y los Escuadrones GOON arrojaron, en Wounded Knee, "el mayor baño de sangre de los tiempos modernos sobre las relaciones entre indios y blancos". Esa fue la escuela de resistencia de Leonard Peltier.
Recordando un episodio de la infancia, cuando tuvo problemas por hablar en lengua escribe: "Podría decirse que el primer delito de mi carrera criminal fue hablar mi propio idioma."
¿Dónde hemos oído todo esto?
14. Entre nosotros cada uno dice lo que piensa; esa es nuestra obligación con nuestro pueblo. Es el modo indio. Esa es la verdadera democracia, no la dictadura de la élite y los poderosos que se eligen a sí mismos y establecen pactos entre ellos, para su propio beneficio y a espaldas del pueblo.
15. Debemos dirigir nuestra lucha al cumplimiento de los Acuerdos y Tratados ya firmados por el gobierno.
16. Estar en la cárcel me ha permitido ayudar a otros. Hace poco permití que la Food Not Bombs realizara, en mi nombre, una colecta para comprar arroz, azúcar y otros alimentos para nuestros hermanos indígenas que ahora mismo luchan por sus propias existencia e identidad en Chiapas, México.
El primero de junio de 1997, a las 9 de la mañana, después de dos décadas de juicios sumarios, campañas masivas de desprestigio y un cinismo a prueba del más mínimo respeto a los derechos humanos, las puertas de la cárcel de máxima seguridad de Leavenworth, Kansas, se cerraron tras las espaldas de Leonard Peltier.
La carcajada imperial se oyó, impune, en todos los rincones. El líder lakota pasó a compartir el infierno con los más peligrosos criminales del país más criminal en cantidad, número y variedad sobre el planeta Tierra.
17. Éramos guerreros del espíritu, no mercenarios. Queríamos la paz, no el conflicto.
18. Democracia significa poder ser diferentes, no ser idénticos a fuerzas.
19. Tengo sueños de no rendirme nunca al silencio.
Peltier ha recorrido las peores cárceles de la Unión Americana. Milwaukee, California, Minnesota, Dakota del Norte, Missouri y Kansas son las estaciones de esa otra tortura: los traslados. Golpizas, amenazas de muerte, envenenamientos, privaciones sensoriales. Entre peor la pase Peltier, más satisfechos están los poderes del país donde cuatro uniformados acaban de matar de 41 balazos a un inmigrante guineano, "por error", y no los castigaron ni tantito.
A fines de 1998, cuando el editor Harvey Arden quiso mostrar a Peltier la versión final de Los escritos de prisión, la cárcel de Leavenworth fue declarada en estado de emergencia de manera arbitraria y bajo pretextos ridículos se suspendieron las visitas y los contactos de los reclusos con el exterior. Ni siquiera sobre la salud de Peltier había informes.
Y decían de los Gulag, los mismos gringos.
No obstante, Los escritos de prisión se yergue como un libro extraordinario, del rango de Soledad Brother, Reportaje al pie de la horca de Julios Fuczik o El diario de Ana Frank. Contra el testimonio de la palabra el poder no puede nada. Ni el hoyo, apando colosal de Leavenworth, fue jaula suficiente para la voz de este "hombre ordinario".
20. Yo, Leonard Peltier, soy una sombra dentro de sombras. En mi tierra, la Gran Isla de la Tortuga, soy conocido como Gwarth-ee-lass, (Aquel que Guía al Pueblo). Y entre los sioux me llaman Tete Wikua, (Viento que Persigue al Sol). También soy conocido como "Prisionero de Estados Unidos de América # 89637-132." Ese soy yo.
Selección, traducción y notas:
Hermann Bellinghausen
Todas las citas, numeradas del 1 al 20, provienen de Prison Writings. My Life is My Sun Dance, de Leonard Peltier, editado por Harvey Arden, St. Martin's Press, Nueva York, 1997, con un prólogo de Ramsey Clark, antiguo procurador de Justicia de Estados Unidos, y actual consejero legal de Peltier.
Las palabras de Sacrifice provienen del disco de Robbie Robertson Contact From the Underworld of Redboy, Capitol Records, California, 1998.
Otra lectura indispensable es el libro de Peter Matthiesen In the Spirit of Crazy Horse, Viking Press. Extraordinario reportaje sobre el caso Peltier que fue publicado en 1983, pero la justicia estadunidense impidió su circulación durante ocho años, así que sólo pudo conocerse en 1991. En septiembre de 1992, Ojarasca publicó un texto de Robert Spillman sobre el libro y su historia de censura, difamación, y finalmente victoria por la libertad de expresión y denuncia. Otro libro interesante es On the Rez (En la reservación), de Ian Frazier, publicado por Farrar, Straus and Giroux, 2000, extenso testimonio-reportaje de un hombre blanco y bien intencionado sobre la Reservación Oglala Sioux de Pine Ridge. Uno de los libros más leídos en estos días en Estados Unidos, trata de la tierra y el pueblo de donde surgieron Leonard Peltier y otros extraordinarios indios ordinarios.
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